Mi momento de relax, por la desdramatización que supone el mundo de la moda, mi parte frívola de entre mis muchas partes, desde la humildad y con afán de nada más que divertirme.





miércoles, 28 de septiembre de 2011

Un par de bolsos.



Seguro que no seré la única mujer con una buena colección de bolsos, creo que casi ninguna nos conformamos con un par, el deseo irrefrenable de uno nuevo siempre está ahí, aunque si lo pensamos bien, tan sólo dos serían suficientes. Es cierto que prefiero no revelar la cantidad que tengo, me basta con decir que son muchísimos, aunque algunos salgan a pasear una vez al mes e incluso otros se queden olvidados en el fondo del estante más alto de mi armario. Pero me encantan, los cuido y procuro utilizarlos todos, o casi.

Es verdad que puedo pasarme con uno una semana entera, luego, me olvido de él por un tiempo y me voy a por otro fiel compañero semanal, a veces he intentado, fracasando la mayoría de las veces, utilizar un bolso cada día, e incluso dos, uno por la mañana y otro por la tarde, pero no suele funcionar, lo cual me demuestra que con dos, nada más, es suficiente. Tener un montón es genial, sobre todo, si además, como en mi caso, son medianamente buenos, pues suelen durar mucho tiempo, pero como de lo que trata el post es de subsistir con dos, creo que deberían de tener unas características.

El mítico 2.55 de Chanel, por ejemplo, pequeño, negro y bandolera. Es multifunción, sirve tanto para el día como para la noche.



Y aunque no todas tenemos la suerte de poder acceder a esta maravilla, hay opciones asequibles que nos hacen el mismo papel, yo últimamente no me quito este de Bimba & Lola.


Aparentemente no tiene nada especial, pero da igual donde lo pongas porque no desentona, va con todo, es sencillo, y, a la vez, elegante, cuando quiero le quito el asa bandolera y lo llevo en la mano, tipo sobre. En un principio no es un bolso que enamora, pero es una adquisición acertada, resulta útil, tiene una piel suave y blandita al tacto y cuanto más me lo pongo, más me gusta.

El segundo bolso tiene que ser grande, preferiblemente con dos asas cortas y una larga.


Como negro ya disponemos del pequeño, podríamos optar por el navy o el camel, tonos que no distinguen de estación, aunque yo, personalmente, no suelo hacer mucho caso de eso, y todos mis bolsos, menos la cesta de paja y otro color crema, los utilizo indistintamente ya sea verano o invierno.

Aunque voy a seguir aumentando mi colección ya que no tengo remedio, como idea de austeridad bolsil, no esta mal, ¿verdad?. Vosotras, ¿soléis ser prácticas?, ¿cuántos bolsos tenéis?, contad, contad.


sábado, 24 de septiembre de 2011

Ser una chica Preppy.



Se puede ser una Preppy rebelde.


De vocación.


Una Preppy Indie.


Naïf.


Claramente Posh.


O clásica.


Pero engancha, se lleva, se convierte en  un estilo cool si es revisado, si se aleja de la imagen aburrida y rancia que tenemos como referencia, si queremos, puede volverse trendy, y mucho.

domingo, 4 de septiembre de 2011

De pelos y de clones.


Siempre he sido un desastre con mi pelo, no me gustan los cabellos recién salidos de la peluquería, de hecho, cuando voy, les pido, por favor, que nada de secador, un poco de espuma y a la calle.

El cabello rizado, como es mi caso, no es fácil de dominar, algunas lo sabréis, sobre todo porque necesita un extra de hidratación, nunca puedes llevarlo demasiado corto si lo que quieres es evitar un volumen desmesurado, aunque os digo que como me de el punto me lo corto así.


Suelo llevarlo largo, sin pasarme, pero largo en definitiva, ahora es cuando más corto está, dos dedos por debajo del hombro, más cómodo, y porque, chicas, a la mínima de cambio ya me lo estoy recogiendo en un moño alto y desenfadado. En cualquier caso, me gusta mi pelo, es un bonito cabello rizado castaño oscuro, pero como soy de recogérmelo bastante, he dado con el peinado ideal, que además, sirve para todo tipo de cabellos, da la sensación de no estar terminado, con todas esas horquillas a  la vista de forma intencionada, Diane Kruger lo lucio en Cannes.



Femenino y a la vez relajado, romántico y con ese aire nostálgico que tanto me gusta, la diseñadora Kina Fernández también se apunta a las horquillas. Aunque para el día a día tiene que ser mucho menos elaborado, no tan sofisticado, algo que nos resulte fácil de hacer, por ejemplo, un moño bajo poco prieto, con algunos mechones sueltos, para, después, colocar las horquillas con gracia.


Por cierto, a todas aquellas a las que os gustaron tanto como a mi las botas de Céline del ¿invierno pasado?, en Bimba & Lola, tenemos un clon bastante logrado y bonito.


(Céline)


(Bimba & Lola)


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