Cada día tengo más claro que me gustan las cosas sencillas y únicamente adornarme con un buen complemento que diga algo acerca de mí.
A veces, cuando termino de vestirme y me miro en el espejo, me voy despojando de aquellas que me sobran y salgo a la calle con mi mejor par de vaqueros, una blusa femenina, el pelo recien limpio y un poco de colorete, sin más, pues es entonces cuando realmente me encuentro perfecta exterior e interiormente.
En verano utilizo muchos colores suaves, de los intensos apenas voy más allá del negro y el rojo, y a parte de un lado austero, también tengo un lado cursi, aunque sin ser ñoño, de todos modos, encontrar el límite que separa las dos cosas no es tarea fácil y creo, después de mucho observar, que justamente es en ese límite donde radica lo que persigo.
Aunque la sencillez es una característica que tengo, también es cierto que me atraen las piezas ornamentadas, pero me las pongo muy poco pues me encuentro recargada a la mínima de cambio, por eso visto con ropa ligera y sin apenas estampados, para poder lucir alguna de esas joyitas que tanto me gustan.
Desprender feminidad y no caer en la dejadez me parece básico, con un poquito de empeño y atención se puede estar estupenda. Son los pequeños detalles los que definen el estilo personal de cada uno y los que hay que cuidar con más mimo.
