A veces suceden cosas inexplicables en la vida, en mi caso, nunca me hubiera podido imaginar calzar unas deportivas, yo, la que de niña detestaba las clases de gimnasia por no ponerme esas horribles zapatillas y ahora muero por ellas.
(Yo y mis zapatillas)
En poco tiempo me he comprado dos pares y hasta me obsesionan, primero fueron esas Nike tan monas y días después unas Reebok negras y plateadas, aquí las tenéis, muy de poner, perfectas.
El caso es que me gustan para todo e incluso sacadas de contexto.
Lo que más ilusión me hace es lo bien que quedan en plan sofisticado, ¿no me digáis que no?, y sobre todo, lo mucho que me las pienso poner.
Y si hay una forma de llevarlas que me encanta es con un vestido de lana como el de la izquierda, que no me presente yo el día de Navidad de esta guisa, me temo a mi misma y a las múltiples posibilidades de las zapatillitas en cuestión.